Según el estudio de Thomson Reuters, en 2011, China se ha convertido en el primer solicitante de patentes a nivel mundial, por delante de Estados Unidos y Japón.
El incremento en el numero de solicitud de patentes se explica por la política de estimulo implementada por el Gobierno Chino, para transformar el país de “made in China” a “designed in China”.
El esfuerzo se concentra en particular en los sectores automovilístico, farmacéutico y tecnológico.
Sin embargo, esta voluntad no es suficiente para poder transformar China en un referente en tecnología mundial ya que los incentivos del ejecutivo chino se centran en las solicitudes de patentes, sin tener en cuenta su eventual concesión. Por lo tanto, se consigue un aumento “artificial” de las solicitudes de patentes, en términos brutos, sin tener en cuenta la calidad de las patentes.
En cualquier caso, las políticas de incentivación de la innovación son siempre positivas para las economías de un país.