Cómo transformar tu investigación académica en una patente: paso a paso

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La investigación académica es una fuente inagotable de innovación y conocimiento. Muchas de las ideas nacidas en laboratorios, universidades o centros de investigación tienen el potencial de transformarse en productos, procesos o tecnologías útiles para la sociedad.

Para proteger esos avances y fomentar su aplicación práctica, es fundamental entender cómo patentar una investigación académica. En este artículo te explicamos paso a paso cómo hacerlo.

¿Qué es una patente y por qué es importante?

Una patente es un derecho exclusivo que se concede sobre una invención. Este derecho permite al titular impedir que otros fabriquen, usen, vendan o distribuyan la invención sin su consentimiento, generalmente por un periodo de 20 años. En el contexto académico, patentar permite:

  • Proteger la innovación frente a su uso no autorizado.
  • Fomentar la transferencia de tecnología al sector empresarial.
  • Generar ingresos mediante licencias o colaboraciones.
  • Impulsar la carrera investigadora, ya que las patentes también son un indicador de impacto científico.

Pero no todas las investigaciones son patentables. El primer paso es saber si tu desarrollo puede considerarse una invención.

8 pasos para patentar una investigación académica

Paso 1: Verifica si tu investigación es patentable

Para que una investigación académica se convierta en una patente, debe cumplir tres requisitos fundamentales:

  1. Novedad: la invención no debe haber sido divulgada previamente en ningún medio (ni en publicaciones científicas, ni en congresos, ni en tesis abiertas). Cualquier difusión previa podría invalidar la solicitud.
  2. Actividad inventiva: la invención no debe ser obvia para un experto en la materia. Tiene que aportar una solución no evidente a un problema técnico.
  3. Aplicación industrial: debe ser susceptible de producción o uso en algún sector industrial, incluyendo sectores como la biotecnología, la informática, la farmacología, entre otros.

Es crucial no publicar los resultados antes de presentar la solicitud de patente. En caso contrario, se pierde el carácter de novedad.

Paso 2: Evalúa la estrategia con la oficina de transferencia (OTRI)

Casi todas las universidades y centros de investigación cuentan con una Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) u oficina similar, que asesora al personal investigador en materia de propiedad intelectual.

Estas oficinas pueden ayudarte a:

  • Evaluar si tu investigación es patentable.
  • Realizar un análisis de patentabilidad y del estado de la técnica.
  • Definir la titularidad (institucional, individual o compartida).
  • Coordinar con agentes de patentes para la redacción y presentación.

Además, si trabajas en una universidad o con fondos públicos, es habitual que la propiedad de la patente sea compartida entre tú (o tu equipo) y la institución. Por eso, es importante revisar los contratos y reglamentos internos antes de iniciar el proceso.

Paso 3: Realiza una búsqueda del estado de la técnica

Antes de redactar una patente, es fundamental investigar si existe algo similar ya patentado. Esta búsqueda de estado de la técnica permite:

  • Evitar duplicidades.
  • Enriquecer la descripción técnica.
  • Posicionar mejor tu invención frente a otras existentes.

Puedes usar bases de datos como:

Una buena práctica es buscar con distintas palabras clave, sinónimos y combinaciones relacionadas con tu invención.

Paso 4: Redacta la solicitud de patente

La redacción de una patente no es simplemente describir la invención. Debe seguir una estructura legal y técnica precisa que incluye:

  • Título de la invención.
  • Resumen claro y breve.
  • Antecedentes del estado de la técnica.
  • Descripción detallada de la invención y de su funcionamiento.
  • Reivindicaciones: esta es la parte más importante, ya que define el alcance legal de la protección.
  • Dibujos o esquemas, si son necesarios.

La redacción debe ser clara, pero suficientemente amplia como para cubrir todas las posibles aplicaciones de la invención sin dejar lagunas legales. Por eso, se recomienda contar con el apoyo de un agente de patentes o especialista legal, como el equipo de Protectia Patentes y Marcas.

Paso 5: Presenta la solicitud de patente

Una vez redactado el documento, puedes presentar la solicitud en diferentes niveles, según el alcance territorial que desees:

  • Nivel nacional: por ejemplo, en España, ante la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM).
  • Nivel regional: como la Oficina Europea de Patentes (OEP), válida para varios países europeos.
  • Nivel internacional: mediante el Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT), que permite proteger la invención en más de 150 países con una sola solicitud inicial.

Lo habitual es comenzar con una solicitud nacional y, dentro de los 12 meses siguientes, extender la protección a nivel internacional si procede.

Paso 6: Espera el examen y responde a los informes

Después de presentar la solicitud, la oficina de patentes realiza:

  1. Un examen formal, para comprobar que el expediente está completo.
  2. Una búsqueda internacional del estado de la técnica (si es vía PCT).
  3. Un informe de patentabilidad, que puede contener objeciones o sugerencias.

Es habitual que se requieran modificaciones o aclaraciones. Contar con un agente de patentes en esta fase es clave para responder correctamente y ajustar las reivindicaciones si es necesario.

Paso 7: Pago de tasas y mantenimiento

Una vez concedida, la patente implica ciertas obligaciones económicas:

  • Pago de tasas de concesión y publicación.
  • Pagos anuales de mantenimiento (tasas de renovación).

Si no se abonan, la patente puede quedar anulada. En el caso de patentes compartidas con la universidad, suele haber acuerdos sobre cómo se reparten estos costes y beneficios.

Paso 8: Explota y transfiere tu patente

Tener una patente no genera beneficios por sí sola. El objetivo es que se aplique en la práctica. Para ello puedes:

  • Licenciarla a empresas interesadas.
  • Crear una spin-off o startup basada en tu tecnología.
  • Venderla directamente.
  • Colaborar con empresas mediante contratos de transferencia tecnológica.

Tu OTRI o la oficina de innovación del centro puede ayudarte a negociar contratos, valorar la patente y contactar con posibles socios.

Recomendaciones finales

Patentar una investigación académica requiere planificación, asesoramiento y una estrategia clara. Algunas recomendaciones clave:

  • Evita publicar antes de patentar.
  • Consulta a tu institución desde el principio.
  • Sé realista sobre el potencial comercial de tu investigación.
  • Ten en cuenta los costes (aunque muchas veces son cubiertos por la universidad).
  • Protege solo lo que realmente sea necesario; no todo debe patentarse.

En definitiva, la patente no es el final del camino, sino una herramienta para que el conocimiento generado en el entorno académico llegue al mundo real y tenga un impacto tangible.

Patentar una investigación académica es una forma poderosa de proteger la innovación y de dar valor social al trabajo científico. Siguiendo estos pasos, desde la evaluación inicial hasta la explotación comercial, puedes convertir tus ideas en soluciones reales para la sociedad, mientras refuerzas tu trayectoria investigadora y abres nuevas oportunidades de colaboración.

Si esta es tu situación, podemos ayudarte, ¿hablamos?

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