El secreto empresarial como método de protección: cuándo elegirlo frente a una patente

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En el ámbito de la propiedad industrial, proteger una invención o un conocimiento técnico valioso es una decisión estratégica crucial. Aunque la patente suele ser la vía más conocida, el secreto empresarial representa una alternativa eficaz que, en determinadas situaciones, puede ofrecer ventajas claras.

Pero, ¿cuándo es preferible optar por el secreto empresarial frente a una patente?

La respuesta dependerá de múltiples factores: la naturaleza de la invención, la duración del valor comercial, la posibilidad de ser copiada, y la capacidad de la empresa para mantener la confidencialidad.

Hoy, desde Protectia Patentes y Marcas, resolvemos tus dudas.

¿Qué es un secreto empresarial?

Un secreto empresarial es toda información confidencial que proporcione a su titular una ventaja competitiva. Para que esta información sea considerada un secreto empresarial, debe cumplir con tres requisitos fundamentales:

  • Ser secreta, es decir, no ser conocida ni fácilmente accesible por personas del sector.
  • Tener un valor tecnico y/o de mercado , precisamente por su carácter confidencial.
  • Estar protegida activamente, mediante medidas razonables para mantenerla en secreto (contratos de confidencialidad, políticas internas, restricciones de acceso, y un sistema de trazabilidad de la autoría).

Este derecho se encuentra regulado en España por la Ley 1/2019 de Secretos Empresariales, y también por el marco europeo a través de la Directiva (UE) 2016/943.

¿En qué se diferencia el secreto empresarial de una patente?

Aunque ambos mecanismos tienen el objetivo común de proteger activos intangibles, lo hacen desde enfoques radicalmente distintos. La patente es un título legal que concede a su titular el derecho exclusivo de explotación de una invención durante un tiempo limitado, generalmente 20 años, a cambio de una divulgación pública detallada del invento. Esto implica que cualquier persona puede consultar los aspectos técnicos registrados y, una vez finalizado el plazo de protección, replicarlos libremente, pues su contenido e innovación pasan a dominio público

En cambio, el secreto empresarial actúa de forma mucho más discreta, ya que no requiere una publicación que implique revelar la información a terceros. Su protección se basa, precisamente, en el carácter confidencial del conocimiento y en las medidas razonables que el titular implemente para mantenerlo en secreto. Esta característica le permite prolongarse de manera indefinida, siempre y cuando la información no se haga pública ni se pierda el control sobre ella.

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Implantar un sistema de secreto empresarial exige invertir en protocolos internos, contratos de confidencialidad, políticas de seguridad y una gestión eficaz del riesgo de fuga de información, pero el resultado y sus consecuencias compensan el esfuerzo de su implementación

Por tanto, mantener la confidencialidad activa, retoralimentar el sistema y documentarlo es una condición imprescindible para que el secreto siga teniendo validez legal.

¿Cuándo elegir el secreto empresarial?

Elegir entre una patente y el secreto empresarial no es una decisión menor. A continuación, exploramos cuándo puede ser más conveniente optar por el secreto empresarial:

1. Cuando la invención no cumple los requisitos de patentabilidad

No todas las ideas o conocimientos pueden ser patentados por no estar su desarrollo o investigación asociada todavía lo suficientemente madura. O no está dentro de los supuestos recogidos en la ley de patentes.

En estos casos, el secreto empresarial puede ser la única opción viable.

2. Cuando se busca una protección más prolongada

La protección de una patente expira, pero un secreto puede mantenerse de forma indefinida si se gestiona bien, de esta forma que el titular puede controlar el momento óptimo para presentar su creatividad en el mercado.

Fórmulas como la de Coca-Cola o algoritmos comerciales únicos se han protegido como secretos empresariales durante décadas, precisamente por su capacidad de conservar el valor en el tiempo.

3. Cuando el riesgo de que la información sea descubierta por ingeniería inversa es bajo

Si tu producto o proceso puede ser fácilmente analizado y replicado por un tercero (lo que se conoce como ingeniería inversa), el secreto empresarial puede ser vulnerable. En ese caso, sería preferible optar por la patente. Pero si es muy difícil descifrar el funcionamiento interno del conocimiento sin acceso directo a la información confidencial, el secreto empresarial puede funcionar eficazmente.

4. Cuando el tiempo para comercializar es crítico

El proceso de obtención de una patente puede ser largo, costoso y burocrático. En cambio, el secreto empresarial es inmediato: no requiere trámites administrativos ni esperas.

Para empresas que operan en sectores muy dinámicos o donde la innovación tiene un ciclo corto, mantener el secreto puede ser más práctico.

5. Cuando no se quiere divulgar la información técnica

Registrar una patente implica hacer pública la descripción detallada de la invención y tomar decisiones del alcance territorial de la protección.

Si la estrategia comercial de la empresa pasa por no revelar información sensible a la competencia, mantener el secreto empresarial es la mejor vía.

¿Qué se puede proteger como secreto empresarial?

Más allá de invenciones técnicas, el secreto empresarial se puede aplicar a una amplia variedad de activos intangibles:

  • Fórmulas o recetas.
  • Algoritmos de software.
  • Sistemas empresariales.
  • Investigaciones técnicas y/o científicas.
  • Desarrollos de I+D+i y prototipos.
  • Know-how
  • Métodos de fabricación.
  • Estrategias de negocio.
  • Bases de datos.
  • Planes comerciales o de marketing.
  • Estudios de mercado no publicados.

Riesgos y buenas prácticas

Aunque el secreto empresarial tiene ventajas evidentes, también implica ciertos riesgos, principalmente la posibilidad de pérdida de la protección si no se implementan medidas adecuadas de confidencialidad. Para minimizar esos riesgos, es clave:

  • Preparar a la empresa y sus sistemas para albergar la información.
  • Crear un plan de implantación de secreto empresarial.
  • Firmar acuerdos de confidencialidad con empleados, proveedores y colaboradores.
  • Controlar el acceso a la información confidencial.
  • Documentar internamente las medidas de protección adoptadas.
  • Formar al personal sobre el valor y manejo de la información sensible.

En definitiva, el secreto empresarial es una herramienta poderosa y flexible para proteger activos valiosos sin necesidad de pasar por el registro oficial que permite:

  1. Salvaguardar los activos corporativos donde residen las diferencias competitivas, respecto a posibles apropiaciones indebidas del personal interno y fugas derivadas de cambios de trabajo.
  2. Atacar usos no autorizados por parte de terceros.
  3. Asegurar el know-how de la empresa y monetizarlo

Puede ser la opción ideal para determinados tipos de conocimientos técnicos y/ o comerciales, especialmente cuando se busca confidencialidad, rapidez, bajo coste o una protección de larga duración.

Eso sí, no es una fórmula mágica: mantener el secreto requiere asesoramiento especializado, compromiso, organización y medidas de seguridad claras para garantizar que la información no se filtre.

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